La educación debe ser accesible, continuada y para todas las edades. La creatividad, empatía, reciprocidad, transversalidad y espíritu crítico son máximas que acompañan a nuestro programa educativo.

Sabemos que vivimos en un mundo interconectado y globalizado, pero nuestro ámbito de actuación es generalmente local. Todas las temáticas están orientadas a la realidad social, territorial y ambiental de las islas, trabajando siempre una realidad palpable.

Ante crisis climáticas, energéticas y materiales, deben buscarse soluciones integradoras, que garanticen una vida digna para todas y que no deje atrás a nadie. Se deben reducir las desigualdades entre el norte y el sur globales.

Una sociedad más justa y en armonía con la naturaleza y los límites geofísicos del planeta pasa por un decrecimiento material, acompañado de un crecimiento relacional en el que se pongan la vida de las personas en el centro.

Es necesaria una reconexión con los ciclos naturales, nuestras tradiciones y cultura, rehuir los mundos virtuales y utilizar la tecnología de forma adecuada y responsable.

Machismos, racismos, clasismos o xenofobias serán siempre condenados. No debe oprimirse a ningún colectivo por ninguna razón y el respeto va siempre por delante de todo.

Las generaciones más jóvenes deben perder la apatía hacia la situación actual. Necesitan tomar decisiones y tener capacidad de cambiar su futuro, por eso intentamos siempre potenciar las competencias participativas y de trabajo en equipo para que sean capaces de imaginar su futuro deseable.

¡Pasarlo bien y disfrutar! La diversión es el motor de nuestro programa educativo.